miércoles, 27 de febrero de 2013

España: cierra 2012 con el mayor déficit público de la zona euro

Los esfuerzos del Gobierno por contener el déficit no han dado resultado. En 2012 el conjunto de administraciones públicas gastó unos 100.000 millones de euros más de lo que fue capaz de ingresar. Según ha anunciado este miércoles en el Congreso el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el año pasado se cerró con un desequilibrio fiscal -sin contar las ayudas a la banca- equivalente al 6,7% del PIB. 

La cifra, incorporando dichas ayudas, se situará entre el 9% y el 10%, lo que significa que España pasó a ser el el país de la eurozona con mayor déficit público. 

A pesar de todo, Mariano Rajoy asegura que es un gran esfuerzo por parte de los españoles y que "Esto aumenta la confianza en España y hace que sigamos convencidos de que, aunque todavía no se han producido resultados, la política económica que llevamos a cabo es la buena", ha añadido Rajoy, quien ya anunció en el debate del estado de la nación que el déficit público cerró 2012 por debajo del 7% del PIB, frente al 6,3% fijado por Bruselas tras flexibilizar la cifra inicial del 4,4%.

El recorte del déficit en términos estructurales -sin contar el ciclo económico- ha sido significativo. En concreto, 3,5 puntos de PIB. Es decir, algo menos de 35.000 millones de euros.


El punto de partida del Gobierno de Mariano Rajoy no era, desde luego, el mejor escenario. El año 2011 se cerró con un déficit del 9,4%, sólo superado por Irlanda (13,4% del PIB). Grecia (9,4%) tuvo un desequilibrio igual al de España. El efecto de las ayudas a la banca sobre el déficit sólo se notará durante un ejercicio (2012) lo que significa que ya en 2013 se producirá un efecto escalón. El desequilibrio presupuestario bajará de forma importante sólo por este hecho.


Objetivo de déficit no conseguido
Los datos definitivos los enviará el Gobierno español entre hoy y mañana a Bruselas, según ha afirmado Mariano Rajoy. El Programa de Estabilidad 2012-15 del Gobierno español preveía un déficit del 5,3% el año pasado, lo cual se traduce en incumplimiento, por situarse debajo de la cifra definitiva. Según el Gobierno la desviación procede en su mayoría del comportamiento de las comunidades autónomas. Aunque también es probable que la Seguridad Social aporte algo.


lunes, 25 de febrero de 2013

¿De quién es la empresa?



Esta pregunta fue causa de un intenso debate social en los años 60, donde se ponía a discusión la propiedad de la empresa desde su sentido dominical, y por otro lado se reivindicaba el protagonismo de los trabajadores en el proceso de producción y desarrollo. Fueron tiempos del capitalismo popular por un lado y la entrada en los Consejos de Administración de los representantes sindicales por otro. Sin embargo, el déficit democrático de esta representación, nos ha dado como resultado, verificar lo obvio, que las empresas no se gestionan desde los Consejos de Administración.

Que a estos órganos de administración, los informes llegan elaborados, cerrados y los consejeros alejados de la gestión no tienen posibilidades ni de reorientar, ni controlar, y mucho menos oponerse, solo queda la heroica decisión de dimitir denunciando. Así lo estamos observando por el funcionamiento en las grandes empresas, en las del Ibex y especialmente en el sector financiero (Cajas).


Ahora estamos entrando en otra fase, con más experiencia y un largo recorrido de fracasos. La crisis nos ha enseñado tantas cosas, que debemos sacar buen provecho de ellas. Una primera conclusión, es que los trabajadores tienen que empezar a comprometerse con su empresa, comportándose como “si la empresa fuese nuestra”. Es la respuesta del siglo pasado a las exigencias del presente. La empresa ya no es de los accionistas, porque la mayoría, o son de los bancos, o pertenece a grupos que las dirigen desde estructuras alejadas, el propietario se ha diluido, solo en las pymes sigue presente el propietario gerencial. Y precisamente por esa desaparición, es el momento de comprometerse en pactos de gestión y buen gobierno dentro de la empresa a cambio de los sacrificios que se están solicitando, y esto es de aplicación al sector privado, como al público. Organizando la empresa con una transparencia total, donde los circuitos tanto de trabajo como financieros estén controlados y sea imposible que la corrupción y el fraude penetren de nuevo en ellos. Es el momento de más transparencia y participación, para conseguir mejores soluciones globales de los proyectos empresariales. Salir de la crisis con la misma estructura que entramos, es haber perdido la oportunidad que nos presenta este interesante momento. 

No es un sueño de verano, ni teorías de la utopía de gestión, las economías del conocimiento que están impulsándose así lo ponen de manifiesto. Es lamentable que la reforma laboral, haya orillado esta posibilidad, son precisamente estas orientaciones, las que pueden dar un impulso decidido a salir de la crisis. Un discurso que resalte claramente las bondades de la democratización del sistema productivo. No es resucitar viejos paradigmas, sino un nuevo signo de innovación en el funcionamiento de la segunda democratización, aquella que resalta la gestión con participación de todos en el proyecto, para aprovechar este momento y reestructurar la empresa para que sea de todos “nuestra”, y alejarnos del fantasma del dominio financiero. En los sistemas participativos, la creatividad, la transparencia, la rendición de cuentas y la innovación, se promueven y se dan como forma a esa idea de gestionar. Es necesario que se produzca un ambiente laboral favorable, un proceso entre personas, con un clima que mejore las relaciones, para que a su vez mejore los rendimientos. Los incentivos no se miden siempre en salario, hay factores que pueden pesar más que los puramente materiales, el salario no lo es todo, y las decisiones participativas y la distribución de beneficios que se aplique mirando el fortalecimiento de la estructura de la empresa en el futuro, son la garantía de puestos de trabajo y también crean un nuevo paradigma. Si trabajamos participativamente, obtendremos incentivos para la innovación colectiva, y será un puente para democratizar y convertir en transparente al sector privado y al público, con el fin que nunca jamás puedan resurgir las tramas de corrupción. 

martes, 19 de febrero de 2013

AHE: No puede cambiarse el sistema hipotecario por cuatro gatos que van a ser desahuciados

Santos González, presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) compareció ayer lunes para decir contra toda sensebilidad "El porcentaje de personas que están a punto de ser desahuciadas es muy pequeño, y lo que no puede ser es que por ese porcentaje se quiera cambiar la morfología de todo el sistema hipotecario". 



¿Qué es la Asociación Hipotecaria Española (AHE)?
Es una asociación formada por bancos, cajas y cooperativas de crédito que controlan el 80% del mercado de préstamos para la compra de viviendas en nuestro país.

González contrario a las reclamaciones de las plataformas de afectados y a la alarma social generada en esta materia, y rechazó tajantemente la dación en pago obligatoria "porque perjudicaría la credibilidad de España como país y la viabilidad del sistema financiero".

No obstante, ha afirmado que la dación en pago ya se ha utilizado "en montones de ocasiones". Así, el presidente de la organización ha recalcado que "los créditos hay que pagarlos, aunque decir esto en la situación actual suene mal". La dación en pago generalizada "tendría consecuencias en las concesiones de crédito"

"Hay que pagar, y por ello hay que establecer los mecanismos jurídicos necesarios para que el sistema de cobro funcione", ha remarcado González.

La Asociación Hipotecaria ha admitido que pueden ser "necesarios" ciertos retoques a la ley hipotecaria, "pero ahora se está debatiendo una fórmula legal para eliminar las hipotecas, cuando ha sido el sistema financiero el que ha paralizado desahucios y el que ha creado un fondo de vivienda social en alquiler".

El presidente de la asociación ha defendido que el sistema hipotecario español "es bueno y uno de los mejores de la UE".

Tiene que haber algún tipo de medida que ayude a esa gente que se ha quedado en el paro y no puede pagar su hipoteca, explica González "porque cuando había empleo los créditos se pagaban". "Pero eso no puede llevarnos a decir que el sistema hipotecario falla o que es una estafa", ha resaltado.

domingo, 17 de febrero de 2013

La deuda crece en 146.000 millones de euros.

EL PAÍS. El Gobierno y el Banco de España ya tienen las cifras en su poder. Y son escalofriantes. La deuda pública española batió récords en 2012. En el primer año del Gobierno de Mariano Rajoy, el volumen de pasivo —medida según los criterios europeos— se disparó hasta los 882.300 millones de euros, según fuentes oficiales. Eso supone que aumentó en un solo ejercicio en 146.000 millones. 400 millones de deuda más cada día. Nunca en la historia económica de España la deuda de las Administraciones Públicas había aumentado tanto en un solo año. El incremento de 2012 deja pequeño incluso al de 2009, el año más negro de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero para la deuda pública. En cinco años, la deuda ha aumentado en 500.000 millones y se convierte con ello en uno de los grandes lastres para la recuperación de la economía española. 


Fuente: El País


El incremento de la deuda pública en 2012 es el equivalente a más de 14 puntos del producto interior bruto (PIB). El Instituto Nacional de Estadística (INE) aún no ha publicado la cifra de PIB del pasado año, pero usando estimaciones públicas y privadas, esos 882.300 millones de deuda equivalen a entre el 83,5% y el 84% del PIB. El Gobierno había pronosticado una ratio del 79,8% en los Presupuestos Generales para 2012, que presentó el pasado julio, pero, al elaborar los de 2013, revisó la cifra al alza y llegó a temer un 85%. En términos relativos, se trata del nivel de endeudamiento más alto en más de un siglo, concretamente desde el año 1910, cuando la deuda española se situaba en el 88% del PIB, según la serie histórica publicada por el FMI. En aquel momento, España se reponía de la crisis de 1898, en que los gastos derivados de la guerra con Estados Unidos y la pérdida de las colonias llevaron la deuda por encima del 100% del PIB. “El problema de este nivel de deuda es que te somete a la tiranía de las expectativas del mercado: no solo aumenta el pago de los intereses, que se comen mucha más parte de sus presupuestos, sino que además te vuelve un país mucho más vulnerable a la evolución de los tipos de interés. Y el mercado puede pasar de considerarte solvente a insolvente de un mes para otro solo debido solo a un cambio de expectativas”, advierte desde Londres Antonio García Pascual, economista jefe para el sur de Europa de Barclays Capital, cuyo servicio de analistas pronostica un peso de la deuda en el PIB cercano al 95% en 2015.


 

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