miércoles, 20 de marzo de 2013

Corrupción, Burocracia y Autoritarismo


El control democrático no puede quedar en manos de los que, a la vez, son sus protagonistas. La batalla por la democracia es hoy, como siempre, una batalla sobre el control.

La corrupción ha irrumpido como un factor de tensión en la realidad de la crisis económica. Al día de hoy, todos los medios de comunicación han dedicado amplios espacios debatiendo su realidad, efectos y propuestas para sanear la vida política y la sociedad, sin embargo el problema está tan enquistado que no todos los problemas se derivan del mal funcionamiento del sistema de partidos políticos. Es evidente que los políticos lo han situado en el pedestal de la inmoralidad pública, pero a la ausencia de la ética individual hay que añadirle la estructural.

Si analizamos las denuncias, críticas y propuestas que han surgido en los debates, encuestas de opinión y reportajes, se insiste poco en los efectos que tiene la degeneración burocrática, la falta de transparencia de la Administración pública y la ausencia de posibilitar las prácticas de gobierno abierto a los ciudadanos. Estos tres efectos configuran una estructura que envuelve en la opacidad a la vida política, la cual es percibida por los ciudadanos como un sistema autoritario, producto de otras épocas, que no se ha erradicado con la democracia representativa porque la representación política se ha delegado sin control, sin practicar una rendición de cuentas. Pasar por las urnas se ha convertido en el jubileo donde periódicamente se perdonan los atropellos cometidos.

Hay motivos para pensar que la democracia constitucional está expuesta a constantes manipulaciones por las deformaciones de la representación política, y es aquí donde entra en juego la permisividad de la burocratización del Estado moderno. La élite funcionarial tiene secuestrada a la estructura que gestiona la vida administrativa pública, la cual impide que el ciudadano halle equilibrio en sus muchas y difíciles obligaciones, además de sufrir múltiples dificultades para el ejercicio de sus derechos.
La captura del Estado se describe como el hecho de que personas con influencia desde dentro, los “nuevos caballos de Troya”, apoyados desde fuera por las grandes y poderosas empresas o desde los influyentes despachos profesionales, sin olvidar las Fundaciones de carácter ideológico, dominan e impiden la modernización democrática de las estructuras públicas. Estos grupos dominantes, según Malem, controlan los nombramientos en las instituciones de control fuertemente ligados a criterios partidistas, perdiendo la independencia, percibiéndose más en la magistratura y en el control de las cuentas públicas.

El control democrático no puede quedar en manos de los que a su vez son sus propios protagonistas, porque se incurre en el buen o mal hacer. La batalla por la democracia es hoy, como siempre, una batalla sobre el control. Lo hemos vivido muy duramente con la crisis financiera: cuando se confunden los guardianes con los asaltantes, el tesoro desaparece siempre. Lamentablemente, en estos últimos asaltos vividos ha desaparecido hasta el sentido común, y es precisamente desde ese sentido común, como factor esencial, desde donde debemos construir democracia, transparencia y buen gobierno.

Si queremos construir una democracia participativa tendremos que ser capaces de explicar los errores de la sociedad en que vivimos y de esta forma, como actores, podremos todos intervenir en un nuevo constitucionalismo. No olvidemos que progreso, nación, igualdad, deberes y derechos son los ‘dioses’ que constituyen el modelo cultural del Estado. Hay que aceptar que la familia, la fábrica, la escuela, las creencias religiosas y el conjunto de instituciones que configuran la sociedad, evolucionan. Y en ese cambio que hoy vivimos, la sensibilidad por la transparencia se hace imprescindible porque, de lo contrario, ni la economía ni la política ni las instituciones tienen futuro estable.

Se está violando el espíritu de la Constitución, se gobierna violando su letra, lo que está minando las raíces de la configuración del Estado y provocando cada día más conflictos sin solución. En este proceso de debilitamiento, los enemigos de la democracia son aquellos que, disfrazados de amigos, pretenden apropiarse de las estructuras y la apropiación indebida es la corrupción más venenosa que padece la democracia moderna.

José Molina Molina. Doctor en Economía, Sociólogo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis

viernes, 8 de marzo de 2013

Recortes, sacrificio y cinismo


Sacrificio es renuncia, sufrir una carencia en beneficio de algo personal o de otros. ¿A quién beneficiamos con nuestros sacrificios de pérdidas del estado de bienestar? Solo hay unos claros beneficiarios, los que dominan el sistema económico-financiero, y sin embargo, contradictoriamente, nos sacrificamos los ciudadanos como una inversión del sujeto pasivo.

Convertimos nuestro sacrificio, en un acto de encubrimiento, un sacrificio general, para que una minoría recupere su status y sus privilegios. El año 2012 la remuneración de los asalariados disminuyó en 27.582 millones de €, y comparado con 2010, la perdida es de 31.737 millones de €. Además de los recortes en sanidad, educación, ayudas sociales e investigación, con el fin de mantener el sistema.

Sin embargo, otros componentes de la renta nacional, como el excedente bruto de explotación, aumenta en 1,4 puntos respecto al 2.011, este beneficio empresarial se concentra por lo general, en las grandes empresas, no en las pymes, y por otro lado, los impuestos suponen el 9,1% del PIB. La crisis económica le ha supuesto a las rentas del trabajo perder 5 puntos en el PIB. En euros se puede evaluar en 56.605 millones, extrañamente equivalente al rescate del sector financiero. Son datos de la Contabilidad Nacional correspondientes a 2012.

La tragedia del sufrimiento se soporta en una ética heroica, porque el sacrificio nos debe conducir a obtener un bien mayor. Sin embargo, estamos viviendo en una ética de cinismo, sabiendo que el sacrificio colectivo que realizamos está produciendo un mal mayor, sin esperanza de obtener ese bien superior generalizado. No hacemos sacrificio, nos imponen el sacrificio, y nos rendimos ante la presión.

Por otro lado se rechazan de forma brutal (por lo irracional), las alternativas que se presentan, y por esa misma razón, la respuesta del modelo italiano, ha sido, reaccionar contra el acoso de sus recortes. La reacción de su líder Grillo, con el grito “los tenemos rodeados”, es significativo y gráfico. No quieren ni pactos, ni compromisos de gobierno, pretenden ser resistencia contra la tecnocracia, y apoyar sin compromisos solo aquello que no perjudique los intereses sociales. No se fían de una gestión de la crisis con una política dirigida desde Bruselas. Es la reacción que se está produciendo en el Sur de Europa, por haberla convertido en escombrera, sin darle solución a sus problemas. Cada día que pasa, el dique de los estados-nación, se desborda, porque hace tiempo que se reventaron las estructuras de un modelo insostenible.

En ese juego peligroso, la democracia no puede actuar como si de la ruleta rusa se tratase, sencillamente, porque no estamos dispuestos a un suicidio colectivo. Los escombros no deben impedir ver los problemas y sus soluciones. Está muy claro, que el paro, no tiene que convertirse en un problema a solucionar a largo plazo, es urgente una política activa, especialmente en el sector juvenil y larga duración. La exclusión de los sin techo, no resiste muchas noches sin solución. La presión de Bruselas sobre las cuentas públicas, debe terminar y con visión prolongar el plazo. La deuda soberana debe financiarse con el aval del BE a un tipo no superior al 1%. Los sectores industriales, comerciales y de servicios, precisan financiación fluida, que es como decir volver a la normalidad, no a los cupos. La corrupción tiene que ser cortada de raíz, y todos sabemos por dónde están las raíces del problema.

Hay demasiados sacrificios, y faltan soluciones, esperamos que el sistema democrático nos aporte las garantías que precisamos. Nos pierde el cinismo actual, porque aleja a los ciudadanos de participar en una solución. No es extraño que los jóvenes rechacen cada vez con más violencia convertirse en un ejército subalterno potencialmente sacrificable. Esta crisis no puede convertirse en un dilema entre perdedores y ganadores, queremos una solución democrática, socialmente sostenible, transparente y dando una respuesta a las demandas ciudadanas, porque cada día que pasa es más complicado, con un PIB inferior al del año 2007, un 94,2% calculado en base 100 de 2008. Precisamos compartir valores, y que nadie tenga que soportar el cinismo de un sistema que permite la explotación de los ciudadanos, por la oportunidad de “hacer negocios”. Precisamos que la experiencia de este duro presente nos haga más libres en la conquista del futuro.

José Molina Molina. Doctor en Economía, Sociólogo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis

viernes, 1 de marzo de 2013

La regla del oro

Economía a pie de calle. La regla del Oro. Doctor en Economía José Molina

Los economistas llamamos “regla de oro” a la definición que en el siglo XIX realizó el profesor Leroy-Beaulieu, sobre la financiación de los equipamientos públicos, afirmando, que el Estado tiene derecho a estar en déficit mientras financie inversiones públicas, porque es legítimo que el coste de una inversión se reparta a lo largo del periodo en que vaya a utilizarse. En pura teoría económica un déficit por inversiones no grava a las generaciones futuras, ya que éstas serán beneficiarias de los equipamientos realizados.

En Francia está en vigor en muchas municipalidades, y la teoría keynesiana nos ha enseñado que la política presupuestaria no debe ser gestionada por interés de grupos o de ideologías, sino con el objetivo de garantizar el pleno empleo, controlando la inflación y con un tipo de interés en consonancia con las tasas de crecimiento.

Con un paro del 26% y un desempleo juvenil del 52,1% el más alto de la UE junto con Grecia, es legítimo tener un déficit superior a los límites fijados, y solo cuando la tasa de paro descienda, es cuando se deben ajustar los déficits. Las falsas “reglas de oro” impuestas, no tienen ningún soporte en la teoría económica porque el equilibrio en las finanzas públicas no es como en la economía familiar. En uno, el equilibrio, es condición de sus limitaciones, en las administraciones públicas, se consigue el equilibrio con una política de ingresos, o sea, con la capacidad de recaudar por medio de su modelo impositivo.

Cuanto antes desaparezca de la Constitución la limitación impuesta, volveremos a la normalidad en la política presupuestaria, con responsabilidad y con control, sin dar carta blanca a ningún político. Prohibiendo, no el déficit, sino los proyectos de complacencia política, producto de una mentalidad faraónica, cuando la norma debe ser el coste-beneficio de cada proyecto, respeto al medio ambiente, a la convivencia y a su hábitat, porque nunca se debe impulsar un desarrollo económico que desprecie su entorno.



Las dificultades para salir de la crisis ponen nerviosos a muchos, y en ese desequilibrio se apoyan proyectos improcedentes, cuando lo que se precisa es una plataforma europea que desarrolle proyectos que creen empleo. Controlando la especulación de los mercados, garantizando la deuda pública por el BCE, para que todos los países de la Unión paguen el bono a diez años al mismo tipo (entorno el 2%), y recuperar las emisiones en circulación y cambiar garantías nuevas por menores tipos, con el fin de no tener que repudiar la deuda.

Es urgente una reforma fiscal que elimine la competencia existente para que los tipos sean los mismos en cualquier país de la UE. El espectáculo de grandes fortunas cambiando sus domicilios fiscales para eludir al fisco más gravoso, es escandaloso. Cuanto antes se debe prohibir que bancos y empresas de la UE, tengan filiales en paraísos fiscales. Además hay que potencial las actividades en la economía ecológica, revalorizar la Política Agraria Común (PAC), una política industrial que apoye en esta transición a valores ecológicos, garantizando una políticas macroeconómicas que reduzca los desequilibrios comerciales.


Estas medidas no se pueden llevar a efecto sin un nuevo Tratado capaz de coordinar y desarrollar una convergencia real de las economías regionales, sin ese nuevo marco no existirá una política monetaria y presupuestaria que apoye la salida de la crisis. Esa visión federal solidaria en la UE es cada día más imprescindible, las diferencias de empleo entre los miembros no se solucionaran con recetas de expulsión de parados a otros países, hay que solucionarlos estructuralmente con un marco de equilibrio. Los deseos soberanistas de algunas regiones-estados, verán su futuro con otra perspectiva, y el debate soberanista, quedará agotado si somos capaces de trasladarlo a un debate sobre el futuro de Europa.


Si todos queremos más Europa, sería más positivo que empecemos por construir una Europa desde sus ciudadanos, resolviendo sus problemas, sin caer en los errores del pasado. Las soluciones pasan por construir una estructura más sólida y que no esté secuestrada por una burocracia que impide ver que los pueblos europeos demandan unas instituciones donde se fusionen la solidaridad con la democracia, si no se consigue pronto, no habrá salida y todo será un caos. Así lo ha puesto de manifiesto el grupo de intelectuales por la Unión Europea: o Europa da un paso más, y decisivo, hacia la integración política, o sale de la Historia y se sume en el caos.


Solo hay una forma para no desaparecer: eliminar los soberanismos y votar una Constitución que consagre “la regla de oro” para no vivir por más tiempo de trucos financieros y de políticos sin política.
José Molina Molina. Doctor en Economía, Sociólogo y Miembro de Economistas Frente a la Crisis
Publicado en el Círculo de Economía el día 4 de febrero de 2013 y el Diario La Opinión de Murcia.

miércoles, 27 de febrero de 2013

España: cierra 2012 con el mayor déficit público de la zona euro

Los esfuerzos del Gobierno por contener el déficit no han dado resultado. En 2012 el conjunto de administraciones públicas gastó unos 100.000 millones de euros más de lo que fue capaz de ingresar. Según ha anunciado este miércoles en el Congreso el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el año pasado se cerró con un desequilibrio fiscal -sin contar las ayudas a la banca- equivalente al 6,7% del PIB. 

La cifra, incorporando dichas ayudas, se situará entre el 9% y el 10%, lo que significa que España pasó a ser el el país de la eurozona con mayor déficit público. 

A pesar de todo, Mariano Rajoy asegura que es un gran esfuerzo por parte de los españoles y que "Esto aumenta la confianza en España y hace que sigamos convencidos de que, aunque todavía no se han producido resultados, la política económica que llevamos a cabo es la buena", ha añadido Rajoy, quien ya anunció en el debate del estado de la nación que el déficit público cerró 2012 por debajo del 7% del PIB, frente al 6,3% fijado por Bruselas tras flexibilizar la cifra inicial del 4,4%.

El recorte del déficit en términos estructurales -sin contar el ciclo económico- ha sido significativo. En concreto, 3,5 puntos de PIB. Es decir, algo menos de 35.000 millones de euros.


El punto de partida del Gobierno de Mariano Rajoy no era, desde luego, el mejor escenario. El año 2011 se cerró con un déficit del 9,4%, sólo superado por Irlanda (13,4% del PIB). Grecia (9,4%) tuvo un desequilibrio igual al de España. El efecto de las ayudas a la banca sobre el déficit sólo se notará durante un ejercicio (2012) lo que significa que ya en 2013 se producirá un efecto escalón. El desequilibrio presupuestario bajará de forma importante sólo por este hecho.


Objetivo de déficit no conseguido
Los datos definitivos los enviará el Gobierno español entre hoy y mañana a Bruselas, según ha afirmado Mariano Rajoy. El Programa de Estabilidad 2012-15 del Gobierno español preveía un déficit del 5,3% el año pasado, lo cual se traduce en incumplimiento, por situarse debajo de la cifra definitiva. Según el Gobierno la desviación procede en su mayoría del comportamiento de las comunidades autónomas. Aunque también es probable que la Seguridad Social aporte algo.


lunes, 25 de febrero de 2013

¿De quién es la empresa?



Esta pregunta fue causa de un intenso debate social en los años 60, donde se ponía a discusión la propiedad de la empresa desde su sentido dominical, y por otro lado se reivindicaba el protagonismo de los trabajadores en el proceso de producción y desarrollo. Fueron tiempos del capitalismo popular por un lado y la entrada en los Consejos de Administración de los representantes sindicales por otro. Sin embargo, el déficit democrático de esta representación, nos ha dado como resultado, verificar lo obvio, que las empresas no se gestionan desde los Consejos de Administración.

Que a estos órganos de administración, los informes llegan elaborados, cerrados y los consejeros alejados de la gestión no tienen posibilidades ni de reorientar, ni controlar, y mucho menos oponerse, solo queda la heroica decisión de dimitir denunciando. Así lo estamos observando por el funcionamiento en las grandes empresas, en las del Ibex y especialmente en el sector financiero (Cajas).


Ahora estamos entrando en otra fase, con más experiencia y un largo recorrido de fracasos. La crisis nos ha enseñado tantas cosas, que debemos sacar buen provecho de ellas. Una primera conclusión, es que los trabajadores tienen que empezar a comprometerse con su empresa, comportándose como “si la empresa fuese nuestra”. Es la respuesta del siglo pasado a las exigencias del presente. La empresa ya no es de los accionistas, porque la mayoría, o son de los bancos, o pertenece a grupos que las dirigen desde estructuras alejadas, el propietario se ha diluido, solo en las pymes sigue presente el propietario gerencial. Y precisamente por esa desaparición, es el momento de comprometerse en pactos de gestión y buen gobierno dentro de la empresa a cambio de los sacrificios que se están solicitando, y esto es de aplicación al sector privado, como al público. Organizando la empresa con una transparencia total, donde los circuitos tanto de trabajo como financieros estén controlados y sea imposible que la corrupción y el fraude penetren de nuevo en ellos. Es el momento de más transparencia y participación, para conseguir mejores soluciones globales de los proyectos empresariales. Salir de la crisis con la misma estructura que entramos, es haber perdido la oportunidad que nos presenta este interesante momento. 

No es un sueño de verano, ni teorías de la utopía de gestión, las economías del conocimiento que están impulsándose así lo ponen de manifiesto. Es lamentable que la reforma laboral, haya orillado esta posibilidad, son precisamente estas orientaciones, las que pueden dar un impulso decidido a salir de la crisis. Un discurso que resalte claramente las bondades de la democratización del sistema productivo. No es resucitar viejos paradigmas, sino un nuevo signo de innovación en el funcionamiento de la segunda democratización, aquella que resalta la gestión con participación de todos en el proyecto, para aprovechar este momento y reestructurar la empresa para que sea de todos “nuestra”, y alejarnos del fantasma del dominio financiero. En los sistemas participativos, la creatividad, la transparencia, la rendición de cuentas y la innovación, se promueven y se dan como forma a esa idea de gestionar. Es necesario que se produzca un ambiente laboral favorable, un proceso entre personas, con un clima que mejore las relaciones, para que a su vez mejore los rendimientos. Los incentivos no se miden siempre en salario, hay factores que pueden pesar más que los puramente materiales, el salario no lo es todo, y las decisiones participativas y la distribución de beneficios que se aplique mirando el fortalecimiento de la estructura de la empresa en el futuro, son la garantía de puestos de trabajo y también crean un nuevo paradigma. Si trabajamos participativamente, obtendremos incentivos para la innovación colectiva, y será un puente para democratizar y convertir en transparente al sector privado y al público, con el fin que nunca jamás puedan resurgir las tramas de corrupción. 

martes, 19 de febrero de 2013

AHE: No puede cambiarse el sistema hipotecario por cuatro gatos que van a ser desahuciados

Santos González, presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE) compareció ayer lunes para decir contra toda sensebilidad "El porcentaje de personas que están a punto de ser desahuciadas es muy pequeño, y lo que no puede ser es que por ese porcentaje se quiera cambiar la morfología de todo el sistema hipotecario". 



¿Qué es la Asociación Hipotecaria Española (AHE)?
Es una asociación formada por bancos, cajas y cooperativas de crédito que controlan el 80% del mercado de préstamos para la compra de viviendas en nuestro país.

González contrario a las reclamaciones de las plataformas de afectados y a la alarma social generada en esta materia, y rechazó tajantemente la dación en pago obligatoria "porque perjudicaría la credibilidad de España como país y la viabilidad del sistema financiero".

No obstante, ha afirmado que la dación en pago ya se ha utilizado "en montones de ocasiones". Así, el presidente de la organización ha recalcado que "los créditos hay que pagarlos, aunque decir esto en la situación actual suene mal". La dación en pago generalizada "tendría consecuencias en las concesiones de crédito"

"Hay que pagar, y por ello hay que establecer los mecanismos jurídicos necesarios para que el sistema de cobro funcione", ha remarcado González.

La Asociación Hipotecaria ha admitido que pueden ser "necesarios" ciertos retoques a la ley hipotecaria, "pero ahora se está debatiendo una fórmula legal para eliminar las hipotecas, cuando ha sido el sistema financiero el que ha paralizado desahucios y el que ha creado un fondo de vivienda social en alquiler".

El presidente de la asociación ha defendido que el sistema hipotecario español "es bueno y uno de los mejores de la UE".

Tiene que haber algún tipo de medida que ayude a esa gente que se ha quedado en el paro y no puede pagar su hipoteca, explica González "porque cuando había empleo los créditos se pagaban". "Pero eso no puede llevarnos a decir que el sistema hipotecario falla o que es una estafa", ha resaltado.

domingo, 17 de febrero de 2013

La deuda crece en 146.000 millones de euros.

EL PAÍS. El Gobierno y el Banco de España ya tienen las cifras en su poder. Y son escalofriantes. La deuda pública española batió récords en 2012. En el primer año del Gobierno de Mariano Rajoy, el volumen de pasivo —medida según los criterios europeos— se disparó hasta los 882.300 millones de euros, según fuentes oficiales. Eso supone que aumentó en un solo ejercicio en 146.000 millones. 400 millones de deuda más cada día. Nunca en la historia económica de España la deuda de las Administraciones Públicas había aumentado tanto en un solo año. El incremento de 2012 deja pequeño incluso al de 2009, el año más negro de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero para la deuda pública. En cinco años, la deuda ha aumentado en 500.000 millones y se convierte con ello en uno de los grandes lastres para la recuperación de la economía española. 


Fuente: El País


El incremento de la deuda pública en 2012 es el equivalente a más de 14 puntos del producto interior bruto (PIB). El Instituto Nacional de Estadística (INE) aún no ha publicado la cifra de PIB del pasado año, pero usando estimaciones públicas y privadas, esos 882.300 millones de deuda equivalen a entre el 83,5% y el 84% del PIB. El Gobierno había pronosticado una ratio del 79,8% en los Presupuestos Generales para 2012, que presentó el pasado julio, pero, al elaborar los de 2013, revisó la cifra al alza y llegó a temer un 85%. En términos relativos, se trata del nivel de endeudamiento más alto en más de un siglo, concretamente desde el año 1910, cuando la deuda española se situaba en el 88% del PIB, según la serie histórica publicada por el FMI. En aquel momento, España se reponía de la crisis de 1898, en que los gastos derivados de la guerra con Estados Unidos y la pérdida de las colonias llevaron la deuda por encima del 100% del PIB. “El problema de este nivel de deuda es que te somete a la tiranía de las expectativas del mercado: no solo aumenta el pago de los intereses, que se comen mucha más parte de sus presupuestos, sino que además te vuelve un país mucho más vulnerable a la evolución de los tipos de interés. Y el mercado puede pasar de considerarte solvente a insolvente de un mes para otro solo debido solo a un cambio de expectativas”, advierte desde Londres Antonio García Pascual, economista jefe para el sur de Europa de Barclays Capital, cuyo servicio de analistas pronostica un peso de la deuda en el PIB cercano al 95% en 2015.


miércoles, 30 de enero de 2013

La repercusión económica del clásico

Un encuentro que siempre genera altas expectativas deportivas, también en el ámbito económico. No hay que olvidar que el fútbol en nuestro país genera más de 8.000 millones de euros, un 1,7% del PIB y da empleo a más de 70.000 personas, generando ingresos para el estado por unos 900 millones.

¿Cuánto genera un clásico? Es difícil afirmarlo con exactitud: generalmente, los estudios sobre la repercusión económica de un evento deportivo, más que en estimaciones, se basan en las experiencias pasadas.

Sólo la recaudación por venta de entradas se puede llegar a alcanzar entre los 2 y los 5 millones de euros en cada uno de los encuentros, dependiendo del precio medio de las localidades. A eso hay que sumarle los ingresos publicitarios y por merchandising, venta de camisetas, bufandas, etc, que suelen dispararse en este tipo de encuentros.

Incluso el turismo aumenta en las ciudades que acogen una encuentro importante, principalmente cuando ambos equipos juegan fuera de casa, lo cual puede generar una media de 200.000 pernoctaciones -según datos comparados por Justicia Zero. La ciudad que acoge una semifinal o final de la Champions League puede llevarse como premio unos 50 millones de euros.

Para los bares, un partido cerrado también es un motivo de celebración.





martes, 22 de enero de 2013

Standard & Poor's otorgó a Marruecos en octubre el mismo ráting que a España

La misma agencia de calificación que rebajó el rating de España otorgó en octubre la misma nota a Marruecos, según un comunicado oficial. La nota común es BBB- con perspectiva negativa, por lo que S&P opina que ambos países tienen la misma capacidad de devolver deudas. 

No son los únicos, también se mantienen al mismo nivel que España y Marruecos; Croacia y Letonia. Por encima, y a la espera de confirmación, están estados como Colombia y Perú. 

El déficit público oficial de Marruecos es del 4% con respecto a su PIB, más de la mitad del español. Sin comparar ambos países, la agencia valora la reacción de Mohamed VI a la primavera árabe y que ha conseguido un nivel de crecimiento superior al de naciones comparables, pero ve riesgos: "Nuestra perspectiva negativa refleja que podríamos rebajar el rating si Marruecos no puede reducir sus déficits presupuestarios y por cuenta corriente de manera significativa, las presiones sociales se incrementan frente al progreso de las reformas y si la evolución económica se ve dañada por un entorno exterior cada vez más debilitado", señala el comunicado de S&P. 

"Las Autoridades de Marruecos", continúan, "respondieron con rapidez al movimiento de la primavera árabe implementando reformas constitucionales", destaca la agencia, pero reclama "avance en las reformas políticas y económicas" y advierte del "obstinadamente alto desempleo de Marruecos".
 

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